sábado, 28 de julio de 2012

VISIGODOS: EL REGNUM PRÍSTINO


Gothi i Hispania ingressi sunt, escribe la crónica de Zaragoza en el año 494: los visigodos llegaron a España, se podría traducir no sin cierta polémica por la adaptación de los términos del siglo V al vocabulario actual. La historia de los visigodos es la de un pueblo nómada que en un número no superior a los doscientos mil construyó un Regnum en la Hispania romana; es la historia de una civilización desaparecida con poco, o ninguna, relación con nuestra vida actual. ¿O acaso sí?
En 1959, Ramón Menéndez Pidal, conocido internacionalmente como historiador del Cid, señalaba en un intencionado ensayo con el título de Los españoles en la historia que el reino de los visigodos fue el primer intento de creación de un Estado español, en el que había tenido lugar por influencia de San Isidoro una formación explícita de un sentimiento nacional. En el acalorado debate sobre si los visigodos eran españoles o no, Menéndez Pidal indagó sobre el “partidismo” que agitaba las dos facciones políticas cuyo trágico enfrentamiento puso fin a ese primer boceto de España, algo con una marcada intención doctrinal y pedagógica propiciada por el régimen franquista, tristemente de actualidad.

Comparando la situación española a finales de la década de 1950 con la situación vivida por el reino de los visigodos en su momento crítico tras la muerte de Recesvinto en 672 abría de nuevo  la posibilidad de utilizar la historia como maestra de la vida, según el tópico ciceroniano heredado del helenismo. Pero una interpretación que ensalce semejantes posturas ideológicas y semejantes símbolos del honor patrio tenía escasa cabida en las maneras de narrar la historia de los años sesenta y siguientes.  Porque, al calificar a los visigodos de “epígono” , Jaume Vicens  puso en marcha un nuevo enfoque y su postura renovadora se prolonga en cualquier manual posterior digno de ser considerado;  así, José Ángel de Cortázar titula “Epigonismo de España” el primer capítulo de su aportación a la Historia de España editada por Alfaguara.
A comienzos de los años sesenta, Ramón d´Abadal puntualizaba en su discurso de ingreso en la Academia de la Historia que el reino de los visigodos en realidad era un proyecto formado, al menos, por tres unidades territoriales: el reino de Tolosa, que se extendía desde la firma de la federación con Roma, del foedus, hasta la batalla de Vouillé en el 507, en la que Alarico II perdía su reino y su vida a manos del rey franco Clodoveo; en segundo lugar , el intermedio del ostrogodo Teodorico asentado en Rávena junto a Boecio; y, al fin, el reino de Toledo comenzado por Leovigildo en el año 572. Sus investigaciones se centraron en las figuras relevantes de la política y en sus características morales. Luego, tras sus huellas, algunos historiadores se fijaron en la tosquedad de las formas de vida visigodas, pero también en las firmeza con la que muy pronto buscaron asemejarse a la de los patricios romanos.
¿Qué es esa historia de envidias y ambiciones, esa “costumbre detestable” de la que habla Gregorio de Tours, esa “enfermedad de los godos”  según Fredegario? Para Abadal era un hábito político aprendido de los malos ejemplos de la disolución imperial romana, el caciquismo y la insurrección del ejército. Algo muy “patrio” en la historia de España del siglo XIX y XX.
BIBLIOGRAFÍA:
S. Castellanos, Los godos y la cruz. Recaredo y la unidad de Spania, Madrid, Alianza 2007
E.A. Thomson, Los godos en España, Madrid, Alianza 1969
M.C. Díaz y Díaz, De Isidoro al siglo XI. Barcelona 1976
J.E.Ruíz-Domènec: España, una nueva historia, RBA ediciones Barcelona 2009

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