domingo, 15 de mayo de 2011

LA HEREJÍA EN OCCIDENTE EN EL SIGLO XI.

Una vez pasadas las convulsas incursiones vikingas (los vikingos se convierten al cristianismo en el siglo X, pasando a llamarse normandos), la relativa paz de que goza Europa incrementó los intercambios comerciales, el peso de artesanos y comerciantes en el conjunto de una , mutatis mutandis, incipiente economía que de manera tímida se habría paso. Esta nueva situación avivó las ansias de reforma de las estructuras eclesiales, lo que trajo consigo algunos episodios heréticos dignos de mención:

a) Leutardo, labrador nacido en Vertu, cerca de Chalons-sur-Marne, predica alrededor del año 1000. Este campesino, después de haber tenido un sueño en el cual unas abejas le penetraban en el cuerpo entrando por el escroto, abandona a su mujer por mandato divino, dirigiéndose a la iglsia de su ciudad para romper el crucifijo. Su doctrina ( si es que podemos llamarla así) consitía en la no obligatoriedad de pagar diezmos. Esta idea sería, seguramente, bien recibida por sus coetáneos. Además empleaba una lectura selectiva de los libros proféticos ( la bíblia hebrea se divide el la tora o libros históricos, nebbin o libros proféticos y los ketubim o otros libros, sapienciales, poéticos, sabiduría etc). Leutardo afirmaba que los profetas habían predicado determinadas doctrinas para ser creídas y otras no.
El obispo del lugar, de manera inmediata denunción como heréticas (además de excéntricas) las afirmaciones de este predicador religioso y agitador social. Luetardo se suicidó o lo suicidaron, aunque algunos partidarios suyos siguieron predicando el rechazo del matrimonio y de la propia iglesia jerárquica, así como la veneración a la cruz, los sacramentos y las imágenes (estos extremos de su doctrinas no pueden ser confirmados a la luz de las crónicas que han llegado hasta nosotros).

b) En 1022, un grupo de monjas,canónigos de la iglesia de la Santa Cruz, y mujeres seglares, mienbros de la nobleza y un antiguo confesor de la reina de Francia, en la ciudad de Orleans dan lugar a un episodio herético mejor documentado que el anterior.
Parece que participaban de ciertas creencias gnósticas: mediante una ascesis consistente en un ritual de iniciación con imposición de manos, se ascedía a un conocimiento restringido que limpiaba de todo pecado y otorgaba la comprensión del sentido pleno de las Sagradas Escrituras.El corpus de sus creencias, cercano a otros movimientos hréticos anteriores que habían recibido influencias semejantes, consistía en el rechazo de la maternidad y virginidad de María; el cuerpo de Cristo era de naturaleza divina y no mortal (docetismo); negaban la validea y eficacia de los sacramentos; rechazaban el orden episcopal y la misa; rechazaban la penitencia. todas stas creencias eran fruto de su esquema de carácter gnóstico, ya que aquel que había ascedido a un conocimiento superior y pleno, también se encontraba en otro nivel de la existencia a salvo del pecado y de las tentaciones terrenales. Por tanto, este conocimiento dotba al ser humano de una capacidad de visión e iluminación que hacia innecesaria para su salvación la existencia de la Iglesia y los sacramentos.
Como los Bogomilos, parece, según algunas fuentes, que el grupo de Orleans participaba de las ideas encratitas (condena del matrimonio) y de la abtención de comer carne.

c) El tercer brote herético, parece estar protagonizado por hombres de ciudad con un escasa instrucción. En Italia tiene su ámbito de predicción un tal Gundulfo. Este predicador itinerante se desplazaría hasta tierras de Lieja y Arrás para conseguir prosélitos. Su doctrina era semejante en algunos puntos al brote sectario de Orleans: condena de los sacramentos, rechazo del bautismo, de la misa , de la penitencia y la confesión. Rechazaron todos los elementos materiales utilizados por la Iglesia desde el uso de los edificios hasta los altares.Condenaron la veneración a la cruz y a las imágenes de Cristo, de la virgen o de los santos. En lugar de todo lo anterior proponían la salvación en función de la práctica moral. Por tanto, esta concepción de la salvación ligada a la responsabilidad individual, presagiaba de alguna forma, de manera muy matizada, el conflicto luterano, rechanzando la mediación eclesial y sacramental. Este rechazo a los sacramentos se extendería por toda Europa Occidental como idea común por diversas razones: la vida poco edificante de quien los administraba; la ineficacia del perdón y la penitencia, ya que los pecados se repiten durante toda la vida.
Estas ideas se extendieron a Arrás, donde aún se extremo su sesgo rigorista, llegando sus adeptos a desestimar cualquier autoridad clerical, incluyendo a los confesores; sólo los mártires y los apóstoles gozaban de este aprecio. Los casados no podían salvarse, ya que cualquier apetito material y carnal era contrario a su interpretación evangélica de la santidad de vida.Por último, redujeron las Sagradas Escrituras a algunos preceptos de los evangelios y de las cartas apostólicas.
El ordinario del lugar (obispo de Arrás) convoco un sínodo provincial con objeto de clarificar la doctrina de este grupo y sus errores.

d) El cuarto episodio herético de cierta relevancia se produjo en Italia (Piamonte) tres años más tarde. En el Castillo de Monforte. Parece en principio, en virtud de algunas crónica que han llegado a nosotros que el brote sectario procedería "de fuera de Italia de algún lugar desconocido dl mundo". En función de las semejanzas sociales y en cuanto a la doctrin existente entre este brote y el grupo de Orleans no es descartable una influencia directa procedente de Francia. De hecho las ideas rigoristas y gnósticas de este grupo de sectarios italianos así parece probarlo.
Negaban la válidez y eficacia de los sacramento, así como su institución por parte de Cristo. La absolución de los pecados dependía de la austeridad y santidad de vida, ya que esta era concedida por el Espíritu mismo a cada creyente, con lo cual, como en el anterior brote sectario, se acentuaba la responsabilidad individual. Por tanto, carecía de utilidad para la salvación la orden episcopal, siendo su consecuencia la negación de la estructura eclesial como estructura histórica necesaria para la salvación. No sabemos a este respccto si se trataba de una consecuencia extraída del sacerdocio universal de Cristo.
En cuanto a las prácticas y normas de vida tenían prohibida la actividad sexual; por tanto, y basándose en determinados elogíos paulinos de la castidad, aunque no rechazaban el matrimonio, recomendaban la absoluta virginidad a los solteros, y que los maridos tratasen a sus esposas como madres o hermanas". Los sectorios de este grupo tenían prohibido el consumo de carne, ayunaban frecuentemente y no condenaban la propiedad privada. A diferencia del grupo de Orleans y Arrás leían a diario el AT Y el NT, así como los santos cánones; pero junto aesto, realizaban una interpretación de la encarnación ahistórica en conexión con sus crencias gnóstica y docetistas, negando la doctrina trinitaria.
Pudiera existir una cierta estructuración en este grupo sectario al concederse una mayor utoridd a los maiores; ya que estos decidían sobre la entrada de nuevos neófitos en el grupo y dirigían los rezos y las oraciones; pero, parece difícil que estos miembros de mayor edad tuvieran funciones semejantes a las sacramentales o sacerdotales.
El obispo del lugar llamo a capítulo a su dirigente más conocido Gerardo, el cual respondío a las preguntas sobre la ortodoxia de su doctrina, reafirmándose en todos los puntos expuestos. Es probable, que al final de este proceso los sectarios fuesen obligados a venerar una cruz, negándose estos, de tal modo que fueron que mados en una pira.

e) Del quinto episodio, menos importante que los anteriores, nos ha llegado noticia gracias a la carta de un tal Teuduino, obispo de Lieja, enviada en 1048 a Enrique I de Francia. En esta se indicaba al rey la existencia de herejes a los que Teuduino cree seguidores de Berengario de Tours (este dato es manifiestamente erróneo) que negaban la existencia del cuerpo material de Cristo, afirmándo como el antiguo docetismo que este era una sombra. rechazaban el matrimonio y el bautismo de los niños.

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